La calefacción es un proceso tecnológico en el que se suministra energía térmica para compensar las pérdidas de energía de un edificio, y también para mantener la temperatura deseada en el edificio (cuando la temperatura interior deseada es más alta que la ambiente).
Las pérdidas térmicas en los edificios no sólo se ven afectadas por la diferencia térmica entre las zonas interiores y exteriores, sino también por el aislamiento de las paredes, la ubicación del edificio, su forma y su disposición estructural. Por definición, es evidente que, además de la temperatura de consigna en el edificio, hay otras variables de control como la temperatura exterior y la hora.
El control del calor viene influenciado por varios factores:
El control de salida térmica se puede realizar por:
El suministro de agua caliente sanitaria (ACS) interno es también muy a menudo una parte del sistema de calefacción de un edificio. Si la fuente de agua caliente sanitaria es local su control debe ser una parte del sistema de gestión de edificios o de control de calor.