4 Tecnologías subyacentes
4.2 Sensores

Los sensores son uno de los pilares constructivos del Internet de las cosas. Como sistemas ubicuos pueden implementarse en todas partes. También pueden ser implantados bajo la piel humana, en un bolso o en una camiseta. Algunos pueden ser tan pequeños como de cuatro milímetros de tamaño, pero los datos que recogen pueden ser recibidos a cientos de millas de distancia. Complementan los sentidos humanos y se han vuelto indispensables en un gran número de industrias, desde la salud hasta la construcción. Los sensores poseen la ventaja clave de poder anticiparse a las necesidades humanas en base a la información recopilada sobre su entorno. Su inteligencia multiplicada por numerosas redes les permite no sólo informar sobre el entorno, sino también tomar medidas sin la intervención humana.

Chips de silicio miniaturizados son diseñados con nuevas capacidades en factores de forma cada vez más pequeños y con mejor rendimiento en procesado y eficiencia. Los costes están bajando, siguiendo la Ley de Moore. El coste del ancho de banda también ha disminuido y de igual modo los costes de procesado, permitiendo que más dispositivos estén no únicamente conectados, sino que sean lo suficientemente inteligentes como para saber qué hacer con todos los nuevos datos que se generan o reciben.

Capacidades como el conocimiento del entorno y la comunicación entre máquinas son consideradas de alta prioridad para la IoT. Prioridades adicionales son la integración de memoria y la potencia de procesado, la capacidad de resistir a entornos severos, y una seguridad asequible. Por otra parte, el desarrollo de núcleos de procesadores/microcontroladores de ultra bajo consumo de energía diseñados específicamente para dispositivos móviles de la IoT y una nueva clase de sistemas inteligentes céntricos de la IoT simples y asequibles serán un factor clave. Las soluciones a este respecto van desde máquinas de estado finito micro programadas al uso de microcontroladores. La elección es un equilibrio entre la flexibilidad, la capacidad de programación, el área de silicio y el consumo de energía. Los dispositivos requieren alguna forma de almacenamiento no volátil (EEPROM/FRAM/Polímero), independientemente de si se trata de una memoria de máscara, programable una sóla vez, o bien regrabable eléctricamente. La memoria no volátil regrabable es claramente la preferida para lograr un alto rendimiento durante la fase de producción y al mismo tiempo servir como memoria de usuario, pudiendo ser programada y almacenar datos del sensor.